Míriam Monfort y Paula Paño
Las últimas dos entrevistas hechas a los líderes independentistas – Jordi Sànchez y Oriol Junqueras-, han acabado con la misma pregunta: el estado de la relación entre Carles Puigdemont y el líder de Esquerra Republicana per Catalunya (ERC). Aunque ambas respuestas fueron cordiales, no se ha necesitado mucho esfuerzo para entrever que el vínculo entre ambos partidos es tenso, frío y distante. La de ERC y Junts per Catalunya (JuntsxCat) es una relación que da más juego que una comedia romántica.
Durante este año y medio la conexión entre el expresidente -huido a Bélgica- y el exvicepresidente -en prisión preventiva en Soto del Real– se ha enfriado y no solo por la distancia, sino por la mala sintonía entre ellos -que ya se palpaba en el otoño de 2017-. Su fondo es diferente, ERC es un partido con una larga trayectoria de izquierdas y social. En cambio, la ideología de JuntsxCat arrastra con una tradición convergente – cargando el antiguo CiU a sus espaldas- y situado en la centro derecha.
A ERC y a JuntsxCat les une el objetivo de la independencia de Catalunya, pero no quieren ir por el mismo camino. De hecho, ninguno sabe qué camino escoger. La campaña para las generales del 28A ha agravado esta situación y ha hecho patente el desacuerdo entre ambos. Por su lado, ERC se ha venido arriba. Las encuestas le auguran un muy buen resultado en las elecciones y ha aprendido a sacar pecho. Por primera vez en la historia democrática de Catalunya, ERC podría ser la fuerza mayoritaria. El número dos en la lista, Gabriel Rufián, no cae bien a todo el partido. Según fuentes de ERC, Rufián no consensua sus acciones con los miembros del partido, pero es claro, directo y un rival fuerte. Por eso fue elegido para llevar a cuestas esta campaña.
Durante estas semanas, la estrategia de ERC para robar votos a JuntsxCat es precisamente no hablar de JuntsxCat. Algunas fuentes del mismo partido han asegurado al Diari Ara, que miran los sondeos con prudencia, pero pretenden doblar los resultados a sus rivales de “centroderecha liberal conservadora catalana”, como describió el mismo Rufián. ERC ha optado por atacar directamente al PSC y cargar contra la derecha, posicionándose como el “único antídoto” para combatir la ultraderecha en España. No es una mala estrategia, si uno recuerda el descontento de los votantes socialistas al ver a su líder en Catalunya, Miquel Iceta, posando en una foto con los líderes del PP después de la aplicación del artículo 155 de la Constitución tras el 1 de octubre.
Los rifi-rafes existen. El último fue protagonizado por Antoni Comín, exconseller de Salut y miembro de ERC, que decidió ir como número dos de Puigdemont en las listas europeas. Comín insistió en el hecho de ir juntos – ERC y JuntsxCAT- a Europa, pero la petición fue desestimada por los republicanos.
Sin embargo, los sondeos no sonríen a todos por igual. La lista encabezada por Jordi Sànchez no tendrá tan buen futuro, según auguran los resultados del último sondeo del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). JuntsxCat, que integra al Partit Demòcrata Europeu Català (PDeCAT), intenta salir ileso de sus diferencias internas y lucha por una unidad que les lleve a alcanzar la independencia y defender el 1-O. El cabeza de lista ya lo dejó claro en una de las ruedas de prensa desde la prisión de Soto del Real: “En el 28A el debate es: 1 de octubre, autodeterminación y referéndum o 155, represión y judicialización”.
Los miembros que forman las listas de JuntsxCat son mayoritariamente personas afines a Carles Puigdemont y no tanto miembros del PDeCAT. Y es que las disputas internas no son ninguna novedad en el partido liderado por el expresidente de la Generalitat. Algunas de estas evidencias las ha puesto de manifiesto Carles Campuzano, ex portavoz al Congreso del PDeCAT del que Puigdemont decidió prescindir.
Otras caras nuevas que aparecen en el escenario de JuntsxCat son algunas como la de Laura Borràs, hasta ahora consejera de cultura y que recientemente en un debate electoral se defendía ante las acusaciones de Toni Cantó de Ciudadanos: “No, ustedes son una realidad surgida del 3%, vienen de la corrupción catalana” a lo que la candidata se defendía alegando “no milito ni he militado en ningún otro partido político”, aseguraba la número dos por Barcelona en las generales del 28A. Borràs ha sostenido en más de una ocasión que su vocación por situarse en la primera línea de la política catalana nace tras los hechos ocurridos el 1-O.
Pero hay otro protagonista que, aunque actualmente se encuentra inhabilitado por los hechos ocurridos el 9-N, es ovacionado en los mítines de JuntsxCat, es el expresidente Artur Mas. Quien ha sido pieza clave en la evolución del partido y abanderado del independentismo cuando presidía Convergència i Unió (CiU). Aunque actualmente no pueda participar en la primera línea de la política, también ha discrepado públicamente sobre varias actuaciones de Puigdemont, entre ellas la Declaración Unilateral que Independencia que Mas “desaconsejó”. En febrero de 2020 termina la inhabilitación para Artur Mas. Veremos dónde se posiciona en su regreso.

A kilómetros de distancia, los mensajes de Jordi Sànchez rebajan notablemente los anteriores discursos realizados por Puigdemont. El cabeza de lista de JuntsxCat a las generales del 28A insta a sus electores y colaboradores a apostar “por la unidad” y apela al “pragmatismo”. A hacerlo “sin líneas rojas, pero con convicciones. Si alguien quiere recibir el apoyo de JuntsxCat debe asumir que el referéndum forma parte de la solución”.
A diferencia de la estrategia por la que ha apostado ERC en estos últimos días de campaña, miembros de JuntsxCat sí que han nombrado a sus socios de gobierno. Laura Borràs afirmaba que “le horroriza hacer elegir a los votantes del 1-O entre siglas y presos” mientras que Artur Mas afirmaba que ERC ha “priorizado” el partido a Catalunya.
Mientras que ERC quiere ampliar su base para negociar con Sànchez y alejar a la ultraderecha del Congreso, JuntsxCat hace hincapié en hacer efectivo el mandato del 1-O y en no olvidar el resultado de la votación. Dos caminos diferentes, dos líderes encarcelados, varios miembros en el extranjero, dos estrategias que no se cruzan, ni tan siquiera se tocan pero un objetivo común; la independencia de Catalunya. El 28A está en juego la hegemonía del voto independentista.
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