Leyre Flamarique
Fuerte, inteligente y persistente, así describen sus amigos más cercanos a Oriol Junqueras (Barcelona, 1969). Calificado como “el mártir del independentismo” por algunos, él se mantiene tenaz en su proyecto. Y lo hace a pesar de llevar en prisión preventiva desde el 2 de noviembre de 2017, acusado de presuntos delitos de rebelión, malversación y sedición tras los hechos del 1 de octubre en Catalunya. Por estos, la fiscalía pide 25 años de cárcel.
Nació en el barrio de Sant Andreu pero desde muy pequeño fue a vivir a Sant Vicenç dels Horts, en el Baix Llobregat. Años después, de 2011 a diciembre de 2015, sería alcalde de esta localidad. Se convirtió así en el primer alcalde republicano del cinturón rojo de Barcelona. También fue eurodiputado de 2009 a 2012 y diputado del Parlamento catalán desde ese año. A finales del 2011 asumió la presidencia de Esquerra Republicana de Catalunya, donde comenzó el ascenso en carrera política.
Según él, lidera “el partido independentista más independentista de todos”. Así lo dijo en el único acto de campaña que la Junta Electoral Central le autorizó a hacer. Campaña que ha seguido desde la cárcel de Soto del Real. Comedido en las formas, pero resistente en la base, lejos de haberse amedrentado por su falta de libertad ha estado más que presente en la campaña de su partido.
Según las encuestas, su postura política convence al electorado, haciendo que se situara como preferencia independentista frente a JxCat. De hecho, es el líder catalán mejor valorado según el CIS, con un 6,4 de media. Tanto así, que las cartas de apoyo que ha recibido de sus seguidores han desbordado a los trabajadores de la cárcel de Soto del Real.
Aunque ahora la política es la actividad que caracteriza a Junqueras, fue profesor en la Universitat Autónoma de Barcelona y ha publicado varios libros. Se define como creyente católico, característica suya que remarcó durante su defensa en el juicio del procés. Tal vez de ahí nace la perseverancia de este hombre, que se plasma en sus posibles acciones después del 28-A. Según ha declarado, sus intenciones son coger el acta de diputado del Congreso y ejercer como tal, pero se mantiene la incertidumbre frente a cómo ejercerá el cargo estando en prisión.
En la cárcel escribe cartas y artículos que publica en medios, en los que denuncia la supuesta persecución del Estado hacia el independentismo y reclama la libertad de los “presos políticos”. Nuevamente su religiosidad se hace presente en su uso del tiempo libre. «Dedico mi tiempo a la reflexión y, afortunadamente, como católico, a la oración», decía a mediados de noviembre. También juega al baloncesto, aprende idiomas y lee los cientos de cartas que recibe. Junqueras ha seguido hoy la que ha sido una jornada histórica para su partido. Mientras, él entre rejas, se convierte en el protagonista de una nueva etapa histórica en Catalunya.
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